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VISIÓN DE MERCADOS

Octubre de 2022
 
 

PREVIO

Este informe ha sido elaborado por ENDOR INVERSIONES,  a través de su colaboración con BBVA Banca Privada, a partir de diferentes fuentes y en ningún caso constituye una recomendación de compra.

Dicho análisis debe observarse como nuestra particular visión de los mercados y su posición actual.

 


DISTRIBUCIÓN DE ACTIVOS
 
               
  Distribución de Activos Infraponderar Infrap/Neutral Neutral Neutral/Sobrep Sobreponderar  
  Monetario            
  Deuda Pública            
  Bonos Corporativos            
  Renta Variable            
  Gestión Alternativa            
               


Según el dato adelantado conocido el pasado día 30, el IPC de la Eurozona habría subido un 10% anual en septiembre, con países como Alemania con cifras también del 10%, mientras que en España habríamos visto una cierta moderación del 9%.

La clave en Europa sigue siendo el coste de la energía. El cierre definitivo del NordStream 1 por supuestas averías y las acusaciones de sabotaje del mismo por parte de Rusia siguen provocando una gran volatilidad en los precios. Desde los gobiernos europeos se intenta frenar el coste de estos altos precios energéticos sobre sus economías.

Finalmente, hubo acuerdo entre los ministros de energía y abren la puerta a tomar varias medidas:

1) Limitar el precio de la electricidad.

2) Reducción del consumo mensual neto de electricidad del 15%.

3) Limitar los beneficios “caídos del cielo” de las productoras de electricidad más barata, además de un impuesto de solidaridad por el exceso de beneficios de las productoras de energía fósil.

4) Usar estos ingresos para favorecer a las familias y empresas más vulnerables.

La subida continua de la inflación ha provocado una reacción muy agresiva del BCE, y el pasado 8 de septiembre decidía subir los tipos en 75 pb. (hasta el 0,75% para el tipo depo y el 1,25% para el tipo refi), la primera de esa magnitud desde su creación. La declaración posterior a la reunión Lagarde habla de que habrá más subidas en el futuro, en concreto “más de dos incluyendo la actual, y probablemente menos de cinco”.

Lo que deja la puerta abierta a una nueva subida de 75 pb. en la reunión de finales de octubre. Como se esperaba, el BCE revisaba sus previsiones de crecimiento económico a la baja y al alza para la inflación. Espera así un crecimiento de la zona euro en 2023 del 0,9% (vs el 2,1% que esperaba en junio) y una inflación a cierre de 2023 del 5,5% anual (vs 3,5% que esperaba en junio) y del 2,3% anual al cierre de 2024 (vs 2,1%).

Eso implica que en los próximos dos años no se conseguirá el objetivo del 2%. En base a estas previsiones, el consenso de analistas da por seguro que los tipos del BCE (tipo depo) escalarán al 2% a cierre de año.

Por otra parte, el nuevo Gobierno británico ha empezado su andadura con mal pie. El anuncio de la primera ministra Liz Truss de los recortes fiscales más amplios en los últimos 50 años (de los que se ha desdicho días después) ha puesto muy nerviosos a los inversores, que temen que este impulso fiscal se interponga en los planes del Banco de Inglaterra de reducir la inflación además de complicar el endeudamiento del país. El paquete anunciado se añade a los topes en los costes de la energía ya aprobados, y conllevaría un total de 200 000 millones de libras. Como resultado, hemos visto una gran volatilidad en los activos británicos. La libra llegó a caer a mínimos de 50 años frente al dólar (1,0350) el pasado día 26 de septiembre, si bien recuperaba parte de la caída tras el comunicado del Banco de Inglaterra en el que daba marcha atrás en su intención de reducir su balance de deuda, además de confirmar que no habrá ninguna reunión no prevista de su comité de política monetaria hasta la fecha agendada (3 de noviembre). La noticia llegaba después de muchos rumores sobre la posibilidad de dicha reunión extraordinaria en la que se subirían los tipos de interés de forma muy agresiva, para contrarrestar el efecto expansionista de las medidas fiscales. También los bonos británicos sufrían de una alta volatilidad, con subidas de las rentabilidades de los bonos del gobierno a 2 años hasta el 4,45%, o sea, 115 puntos básicos más que antes del anuncio presupuestario.

De poco sirvieron las promesas del nuevo ministro de finanzas de que presentará un nuevo paquete presupuestario, con medidas de ajuste fiscal a medio plazo.

Al otro lado del Atlántico, el 8 de noviembre hay elecciones legislativas en EEUU. A algo más de un mes de las mismas, el escenario sigue siendo complejo. Los sondeos no muestran aún signos consistentes de una ola republicana y no han mejorado desde mayo o, de hecho, febrero. Si se cumplen los patrones históricos, los republicanos, hoy fuera de poder, se beneficiarían a medida que avanza la campaña y las encuestas se vayan ajustando. Esto abre como escenario más probable que los demócratas pierdan una de las dos Cámaras según anticipan las encuestas.

La cercanía de las elecciones complica el papel de la Fed de cara a su reunión de política monetaria del día 2 de noviembre.

Tradicionalmente, la Fed no suele mover los tipos de interés antes de las elecciones, para no incidir en los resultados. No obstante, esta vez es diferente. A la espera de la publicación el día 12 de octubre del IPC de septiembre (para el que se espera un moderado retroceso), la realidad es que las tensiones inflacionistas se mantienen, en especial en el sector servicios, que constituyen en torno al 60 % de la cesta. Dentro de los servicios, la vivienda representa alrededor de un tercio de toda la cesta. La inflación inmobiliaria sigue siendo elevada y los precios de los servicios sanitarios continúan escalando. Por tanto, aunque es probable que la inflación general se vaya moderando en los próximos meses, la Fed seguirá subiendo los tipos de interés (si bien es cierto que el reciente dato muy débil de ISM manufacturero americano, muy cerca de 50, en mínimos de dos años y con caídas especialmente en nuevos pedidos y empleo, el mercado lo ha interpretado en clave de posible freno a las subidas de tipos de la Fed lo que ha repercutido en subidas importantes en los mercados en las últimas sesiones). De hecho, en la última reunión de septiembre la Fed publicaba sus previsiones económicas y sus expectativas de tipos. Y pese a que espera que la tasa de paro siga subiendo, hasta alcanzar el 3,8% a finales de 2022 y el 4,4% a finales de 2023, apunta unos tipos finales en torno al 4,4%, lo que colocaría los mismos en terreno claramente contractivo. Es más, de cara a 2023, y habida cuenta de que es probable que la inflación permanezca por encima del objetivo de la Fed, no parece inminente un recorte de tipos. 

 


DISTRIBUCIÓN DE SUBCLASES
               
  Bonos Corporativos Infraponderar Infrap/Neutral Neutral Neutral/Sobrep Sobreponderar  
  Alta Calidad Euro            
  Alta Calidad EEUU            
  HY Euro            
  HY EEUU            
  Países Emergentes            
               
               
  Renta Variable Infraponderar Infrap/Neutral Neutral Neutral/Sobrep Sobreponderar  
  España            
  Europa            
  EEUU            
  Japón            
  Países Emergentes            
               
 
               
  Inversión Alternativa Infraponderar Infrap/Neutral Neutral Neutral/Sobrep Sobreponderar  
  Materias Primas            
  Volatilidad            
  Activos L. Inflacion            
               


RENTA FIJA.
En renta fija, El endurecimiento del mensaje de los bancos centrales, ha provocado también caídas importantes en los mercados de bonos. La rentabilidad del bono del gobierno americano a 10 años cierra el mes en el 3,8% mientras que la de su homólogo alemán a 10 años escala hasta niveles superiores al 2%.
Las rentabilidades actuales parecen haber descontado ya la agresividad de los bancos centrales, sobre todo en EEUU. Mientras, persisten las dudas en Europa dado que de momento la inflación no da tregua. En este escenario, seguimos apostando por renta fija pública y corporativa de calidad (Grado de Inversión) y por duraciones cortas, sobre todo en Europa. En las carteras de este mes hemos rebajado el peso de la renta fija emergente, dado que la subida de las rentabilidades de los bonos públicos de EEUU hace que pierdan su atractivo vs el activo refugio por excelencia. Seguimos además cautelosos con el universo de deuda High Yield, ante la subida prevista de las probabilidades de impago en un entorno de recesión.

RENTA VARIABLE.
Mal mes para los activos financieros. Se da por seguro que la economía mundial se adentra en una nueva recesión, pero se desconoce tanto la magnitud como la duración de la misma, y esto genera mucho nerviosismo entre los inversores.
En septiembre hemos visto unos bancos centrales con un discurso cada vez más agresivo, más problemas si cabe en el suministro de gas a Europa (con los supuestos sabotajes en el gasoducto Nord Stream 1), y por si fuera esto poco, a cierre de mes se ha producido un auténtico sunami sobre los activos británicos.
No es extraño que, a cierre de septiembre, el índice S&P haya cerrado con una caída del 9,3% (un -4,9% en el trimestre gracias a los avances de julio y mitad de agosto).
Fuertes caídas también para las bolsas europeas. El Eurostoxx 50 pierde en el mes un 5,7% (4% en el trimestre), mientras que el selectivo Ibex cierra con una pérdida del 6,6%. La situación de los mercados sigue siendo muy complicada.
Existen poderosos argumentos tanto para los puntos de vista positivos como para los negativos. Aunque debemos tener en cuenta que las valoraciones han empezado a parecer atractivas según diversas métricas.
En Europa, las valoraciones de los cíclicos frente a los defensivos están ahora más bajas que durante todas las crisis más recientes: la burbuja de las puntocom, la crisis de la Eurozona, la Gran Crisis Financiera y la COVID. Con este telón de fondo, resulta difícil sostener que los mercados estén encarando el invierno sin haberse preparado.
Esto no implica que el mercado haya tocado fondo, aunque los mínimos de Junio y los del final del mes de Septiembre así parecen indicarlo. Estamos adentrándonos en un territorio desconocido desde hace décadas tanto en términos geopolíticos como en inflación y el guion de cada crisis es diferente. Esta vez, existen problemas significativos, pero las empresas y los hogares podrían capearlos bien, ya que no se ha incurrido en una euforia irracional a lo largo de la última década. Esto se hace patente al examinar sus respectivos balances tanto en EEUU como en Europa. Los bancos europeos, por ejemplo, muestran unos balances muy diferentes respecto a los existentes hace 15 años (en términos de coeficientes de capital, préstamos dudosos y modelos de negocio en general). El siguiente factor subestimado posiblemente sea la política presupuestaria que seguirá siendo expansiva y ayudará a paliar la recesión. No obstante, el ejemplo de Reino Unido muestra que políticas de expansión fiscal generalizadas pueden poner sobre la mesa los miedos a los altos niveles de endeudamiento, por lo que cualquier medida ha de tomarse con cautela.
En este contexto tan complejo, seguimos manteniendo el peso neutral de la renta variable en las carteras, a la espera de que se presenten más catalizadores positivos. Como riesgos a la baja a corto plazo destaca, además de las tensiones geopolíticas, el inicio de la temporada de resultados del tercer trimestre, donde puede haber revisiones a la baja.
Como catalizadores positivos, además de un potencial giro de la Fed (menos agresiva), podrían ser una respuesta presupuestaria sólida a la crisis energética (ya aprobada en Europa), así como la reapertura total en China.
A un horizonte a 12 meses seguimos siendo optimistas, con previsiones que indican un potencial de rentabilidad de un solo dígito alto (9% - 9,5%) para la renta variable mundial.
Seguimos esperando que cualquier contracción económica sea bastante breve y no demasiado dura. En Europa, ya hemos visto los primeros signos de que el sector manufacturero se está adaptando con éxito a la escasez de energía. Además, una fuerte respuesta fiscal en Alemania y en el resto de Europa debería ayudar a amortiguar su impacto negativo sobre los consumidores. La ralentización de la actividad puede contribuir a calmar la inflación, pero ésta seguirá impulsando los ingresos y beneficios nominales de las empresas. En consecuencia, somos optimistas en cuanto a que los beneficios agregados se mantendrán mejor (a pesar del debilitamiento de la actividad económica) que en pasadas recesiones.



 

Jorge Gómez
Endor Inversiones, S.L. 
C/ Diego de León, 16 - 28006 Madrid
Tlf.: 34 660 538 334
www.endorinversiones.es

 
 
 
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